viernes, 9 de febrero de 2007

Kodama y Moscu en la Sala Sol de Madrid

Kodama surge de forma espontánea en febrero de 2004 como proyecto paralelo de Paloma Sosa y Fernando P. Galán, quienes por aquél entonces tocaban respectivamente en Abner y Mifune. Gradualmente, Kodama fueron cobrando protagonismo hasta que llegaron a la semifinal del Proyecto Demo 2004. La credibilidad de la que empezaban a disfrutar atrajo la atención de los medios (reseñas positivas en Mondosonoro, Rockdelux, Discogrande, Fluido Rosa…) y de músicos, diversos, que vieron en Kodama la oportunidad de abrir caminos y experimentar. A la pareja inicial se unieron Jorge R-Escudero (proveniente de Abner y de Kompoloi) como batería/multi-instrumentalista y The Ache Corporation (Sergio Torres), encargándose del aspecto más electrónico, así como las colaboraciones esporádicas de DJ Tres y Strand (Miguel Gil).
Actualmente, Kodama se comprometen con la apertura total de influencias, mezclando electrónica con instrumentos acústicos y buscando crear una música nueva y vigorosa. Bebiendo de fuentes tan eclécticas como el rock, jazz, electrónica, funk, soul, Kodama prometen sorprender con su arriesgada propuesta, algo que no se suele dar mucho al sur de los pirineos.

No deja de ser significativo el caso de Moscú, que bajo el envoltorio de la más sofisticada música electrónica y con una estética tenuemente futurista, refleja los estertores del Viejo Continente. Con una voz amarga y con cuerpo como la cerveza negra, Concha se nos presenta cual oscura Rita Hayworth, tiñendo de melancolía un night club perdido en el tiempo, en los rincones de la esotérica ciudad. Olloqui se encarga de que esas melodías propias del carnaval de Nueva Orleans tengan un sonido agresivo y magnético, convirtiendo cada compás en nueva descarga eléctrica. Cárol amplifica con sus coros la voz enigmática de la luna. Y Nanín lo pone todo de su parte para hacer que se escuche de nuevo la letanía del fantasma que recorre Europa. Si por algo destacan estas cuatro almas en pena es por regalarnos una música madura, elegante y bien elaborada, tan deudora de Depeche Mode o Portishead como de John Barry o Lalo Schifrin. ¿Qué habría ocurrido si Kraftwerk hubieran compuesto la música de una película de James Bond, y Ella Fitzgerald la hubiera cantado? Moscú nos propone la respuesta por medio de su ecuación: Electrónica + Soul + Bandas Sonoras + Pop

Jueves 15 de marzo Kodama y Moscu en la Sala Sol de Madrid a las 23 horas. Entrada 6 €

0 comentarios: